La brecha digital en el contexto de la sociedad de la información
Con ocasión de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) los principales grupos de la sociedad civil
dieron vida a la campaña CRIS (Communication Rights in the Information
Society –Derechos de Comunicación en la Sociedad de la Información), con
el objetivo de infundir la agenda de la Cumbre con cuestiones
relacionadas con los medios de gobierno y derechos a la comunicación.
En la CRIS se ha enfatizado la función de las nuevas tecnologías como
herramientas de comunicación de valores comunes entre grupos,
individuos y organizaciones sociales, criticando una justificación
instrumental de las tecnologías vistas principalmente como un fin más
que como un medio para impulsar un cambio social, una visión
instrumental que no considera ni las barreras culturales y lingüísticas,
ni las relaciones de dependencia y subordinación técnica, económica y
política entre y dentro del Norte y el Sur del Mundo.
La inclusión digital, sostiene este sector de la sociedad civil, hay
que pensarla como un asunto colectivo, no individual, donde los
beneficios sociales hay que verlos en relación a los que se generan para
las comunidades, organizaciones, familias y grupos que sacan provecho
de las tecnologías, aunque no tengan acceso a éstas. La eficacia de las
políticas de inclusión digital dependerán de las posibilidades de
integración del conocimiento en los propios objetivos de sus
beneficiarios, considerando que no existe un solo modelo, sino muchas
posibles sociedades de la información y de la comunicación adaptadas
según las diferentes necesidades y objetivos individuales y comunes de
un planeta para nada homogéneo.
Según la Organización Mundial del Comercio,
las nuevas oportunidades tecnológicas (y del libre comercio a escala
global) serán el motor de una "tercera revolución industrial". Gracias a
las TIC, se sostiene, se podrán anular las brechas de pobreza y de
falta de recursos existentes, confrontándose en el campo de la economía,
de las transformaciones políticas y sociales, de la identidad, en la
cultura y en el poder, modelando nuevas relaciones a escala global.
A través del comercio electrónico
y de los e-servicios, de la reducción de los costos de conexión,
mejorando la eficiencia de los gobiernos y servicios públicos y
favoreciendo el rol del sector privado, se creará un "entorno favorable"
para lograr la reducción de las desigualdades entre y dentro de los
Estados, siempre según la OMC.
Algunos autores críticos16 17
han señalado que si bien en las grandes agendas internacionales se
enfatizan los grandes beneficios que las Nuevas Tecnologías pueden tener
para los países del Sur, lo que hasta ahora se identifica con la Sociedad de la Información
se muestra como una invención de las necesidades de la globalización,
vista como un fenómeno neoliberal; un desarrollo que no tiene en cuenta
las necesidades de un Sur, que se encuentra en la parte equivocada de la
brecha digital.
Según esta visión, son los países del Norte los principales propietarios y beneficiarios de la World Wide Web, así como de la industria del hardware, del software
y de la producción de los contenidos, el 70% en inglés. El Sur
permanece excluido, y con ello aumentan las diferencias sociales
regionales, y se impone un modelo de desarrollo "desde el Norte", a su
imagen y semejanza.
Tales voces críticas sostienen que de nuevo se proponen viejas
lógicas que nunca han promovido cambios significativos y que, al
contrario, han dado lugar a nuevas relaciones de dependencia y han
acentuado las desigualdades existentes: el hardware, por ejemplo, está
pensado en Occidente, lo que supone para el Sur nuevas formas de
trabajo, muchas veces femenino e infantil, en las industrias de
ensamblaje, reforzando la destrucción de los lazos sociales y de
economía de explotación y aumentando exponencialmente la polución
tecnológica.
Desde otros contextos, se ha planteado equiparar la existencia de
brechas digitales con aspectos pedagógicos de la formación en todos los
ámbitos. A cada brecha digital debería corresponder una similar desde la
didáctica. A este concepto en construcción se le ha denominado
directamente "brecha didáctica"18
La brecha digital en el contexto de la sociedad de la información
By Marilyn Jui
Historial de la brecha digital
El concepto de brecha digital encuentra su antecesor en el llamado informe “El eslabón perdido”,4
que se publicó en 1982 por la comisión Maitland. Este puso de
manifiesto las conclusiones sobre la carencia de infraestructuras de
telecomunicaciones en los países en vías de desarrollo, poniendo como
ejemplo el teléfono. El término procede del inglés digital divide, utilizado durante la Administración Clinton, aunque su autoría no puede ubicarse con toda precisión. Mientras que en algunas referencias, se cita a Simon Moores como acuñador del término, Hoffman, Novak y Schlosser5 se refieren a Lloyd Morrisett como el primero que lo empleó para hacer referencia a la fractura que podía producirse en los Estados Unidos
entre "conectados" y "no conectados", si no se superaban las serias
diferencias entre territorios, razas y etnias, clases y géneros,
mediante inversiones públicas en infraestructuras y ayudas a la
educación. En todo caso, durante esta administración se dio lugar a una
serie de reportes publicados bajo el título Falling through the Net,
en el que se dejaba evidencia del estado que este fenómeno guardaba en
la sociedad estadounidense a finales de la década de 1990. A partir de
este origen, algunos autores prefieren en español, el término fractura digital6 o estratificación digital,7
por ser mucho más expresivos sobre lo que realmente significa. La
traducción a otras lenguas latinas, como el francés, también ha optado
por el término de fractura. No obstante, la mayoría de los autores hispanos se decanta por el de brecha, más suave y políticamente correcto. Algunas otras expresiones que han sido usadas para referirse a la Brecha Digital son divisoria digital,8 brecha inforcomunicacional9 y abismo digital.10
Otros autores extienden el alcance de la Brecha Digital para explicarla también en función de lo que se ha denominado analfabetismo digital,
que consiste en la escasa habilidad o competencia de un gran sector de
la población, especialmente entre aquellos nacidos antes de la década de
1960, para manejar las herramientas tecnológicas de computación y cuyo
acceso a los servicios de Internet es por ende muy escaso.
Historial de la brecha digital
By Marilyn Jui
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